INTRODUCCION :
El basamento cristalino de las Sierras Pampeanas de
Córdoba está integrado principalmente por esquistos y
gneises de edad paleozoica inferior (Linares
y González, 1990).
La mayoría de las metamorfitas se encuentran en el
grado medio o facies de anfibolita, incrementándose en
sectores hasta facies de alto grado metamórfico. Allí la
paragénesis de las metabasitas contiene ortopiroxeno
como indicador de las facies de granulitas, mientras que
los metasedimentos poseen la asociación sillimanita +
feldespato potásico y evidencian distintos grados de
fusión parcial, constituyendo fajas y macizos migmáticos
(Gordillo, 1984).
Subordinados con respecto a las litologías anteriores,
afloran cuerpos de mármoles, anfibolitas, metacuarcitas,
esquistos filíticos y fajas discontinuas de rocas máficas y
ultramáficas.
El conjunto rocoso se encuentra complejamente deformado,
reconociéndose varias fases de plegamiento (Dalla
Salda, 1984a, b). Una fase de deformación, esencialmente
postmetamórfica (Martino, 1988), produjo la foliación principal
penetrativa y reconocible regionalmente a diferentes
escalas (Dalla Salda, 1984 a, b; Dalla Salda et al.,1992;
Demange et al., 1993; Caffe, 1993; Caffe y Baldo, en prensa).
Dentro de este contexto regional se reconocen en las rocas
metamórficas importantes fajas de cizallamiento dúctil que
dan lugar a la formación de milonitas y rocas relacionadas
(Martino, 1988; 1993a, b).
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INTERPRETACIÓN REGIONAL
Kraemer et al., 1995, proponen para la sierra de
Córdoba dos ambientes principales
1) Al oeste, una zona externa representada por rocas
metamórficas de grado medio a alto (gneis de Las Palmas)
y grado bajo en facies de clorita y biotita (Gordillo, 1979,
1984; Gordillo y Lencinas, 1979). La zona presenta una
notable escasez de cuerpos de mármol, de rocas
ortoderivadas y una relativa simplicidad estructural (Baldo
et al., 1993) respecto a la región oriental.
2 ) Al este, una zona interna caracterizada por gneises
de grado medio a alto, fajas y macizos migmáticos, abundancia
de bancos de mármol y anfibolitas con mayor
participación de rocas ortoderivadas y con una gran complejidad
estructural (Dalla Salda, 1987; Martino, 1988;
Demange et al. 1993; Caffe, 1993), con desarrollo de fajas
de cizalla dúctil (Martino, 1993b; Martino et al. 1993a).
Estos dos grandes ambientes son los que definen la
variación regional del grado metamórfico de menor a
mayor y de oeste a este (Gordillo y Lencinas, 1979), en
tanto el relativo predominio de ortogneises en el sector
oriental sugiere una clara polaridad en la actividad
magmática, abundante en el sector interno y escasa en el
externo. Por último, la vergencia general de la foliación
hacia el oeste, desde la zona interna a la externa, es un
rasgo característico de las zonas orogénicas que concuerda
con la polaridad general de los fenómenos metamórficos
e ígneos. El contacto tectónico entre la zona externa y la
interna, además de limitar asociaciones petrotectónicas
originalmente diferentes (Condie, 1982), asociación
cuarcita - pelita - carbonatos en la región occidental
externa y carbonatos - pelitas - cuarcitas en la oriental o
interna, coincide con el desarrollo de la faja ultramáfica
occidental, la que posee características asimilables a
complejos ofiolíticos (Escayola et al., 1993, Escayola,
1994).
Esto permite proponer a la faja ultramáfica occidental
como un contacto tectónico de primer orden, responsable
de la yuxtaposición de prismas sedimentarios originalmente
diferentes. |